El tanque fue desarrollado por los británicos durante la Primera Guerra Mundial. Cuando el conflicto estalló en Europa y los ejércitos fueron movilizados, las operaciones se estancaron en frentes fijos. Desde el Canal de La Mancha hasta la frontera suiza se construyeron enormes zanjas, las trincheras, donde los soldados se concentraban en condiciones infrahumanas, rodeados de ratas, cadáveres y lodo, esperando órdenes para avanzar y tomar por asalto las posiciones del enemigo. Estos avances conllevaban a la pérdida inútil de vidas humanas al atravesar la llamada Tierra de Nadie, donde los soldados perecían entre las balas de las ametralladoras, las minas y el alambre de púas.
De esta forma durante los dos primeros años de guerra, de 1914 a 1916, los frentes permanecieron prácticamente inalterados. Era necesario un cambio de táctica por parte de los comandantes de los países involucrados en el conflicto. Es así entonces que los británicos empezaron a desarrollar el tanque como vehículo de guerra para romper las líneas enemigas. Una vez ya desarrollado el vehículo, fue enviado al frente en enormes cajas donde se había rotulado la palabra «Tank», para que los espías creyeran que se trataban de enormes tanques de almacenamiento de agua.
El tanque británico tuvo su bautismo de fuego en la batalla del Somme de 1916. Los tanques se abrían paso en la tierra de nadie y ni el alambre de púas ni las ametralladoras detenían su avance. Hay que imaginar la impresión de los soldados alemanes la primera vez que vieron estas enormes cajas metálicas artilladas avanzando hacia sus posiciones sin poder ser detenidas. Aquellos tanques no se parecían en nada a los que se utilizan hoy en día, pero hay elementos que permanecen inalterados como la tracción de oruga.
El éxito del tanque fue inmediato y se convirtió en una de las nuevas armas desarrolladas durante la Primera Guerra Mundial. Fue copiado por los ejércitos alemanes y franceses, con ligeras variaciones, como un tanque alemán construído para ser operado por 20 hombres, pero básicamente conservando el modelo original. Se le agregó una torreta, pero seguía siendo un vehículo lento, de unos 15 kilómetros por hora. Finalmente la guerra llegaría a su fin en 1918 con la victoria aliada, pero ya el aporte del tanque estaba hecho.
En los siguientes años sufrió variaciones en cuanto a su modelo, tracción, armamento, velocidad y comodidad. Los alemanes se convirtieron en expertos en su construcción, editando varios manuales y libros sobre el uso del tanque en la guerra. Uno de los más famosos autores de estos manuales fue el Mariscal de Campo Erwin Rommel, comandante del Afrika Korps.
El estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939 trae como consecuencia la masificación del uso del tanque. Es su edad de oro como arma de guerra. Todos los países que se involucraron desarrollaron y perfeccionaron modelos cuyos nombres han quedado grabados para la historia. Los alemanes, con la ventaja del desarrollo de los tanques realizado en el período de entreguerras y la mecanización de su ejército, ejecutaron la Blitzkrieg o Guerra Relámpago, apoderándose rápidamente de casi toda Europa. Los tanques jugaron un papel fundamental en este proceso, funcionando como unidades que se desplazaban y atacaban en masa de forma contundente, sin dar oportunidad alguna al adversario.
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